Vuelvo a verte desde lejos, no sabía
bien quien eras, tu figura había cambiado, el paso del tiempo te hizo madurar,
como el fruto de un árbol. Dejaste de ser esa persona tierna y pasaste a
ser una adulta, desde lejos pude
ver pero me fue difícil saber que en
realidad eras tú, cómo pasaron estos minutos por esta vida. Te miré, nos
miramos, pero después de ese tiempo nos volvimos a separar, nuestras miradas se
cruzaron, muy oportuno el tiempo que nos brindó un día exquisito, el cálido
sol, una brisa, pero gracias a una ráfaga de viento nuestra conexión terminó.
Jamás esperé verte pasar por el mismo camino que solías tomar cuando ibas al colegio, la sorpresa fue
grata. Íbamos apresurados, nuestra vidas habían cambiado de manera trascendental,
gracias a esa tarde gris volví a recordar
el porqué de que nos conocíamos. Solo fuimos dos personas que se veían a
menudo en el camino de vuelta a casa pero nunca supimos nuestros nombres, solo
cruce de miradas. Cómo me hubiese gustado saber donde vivías, solo tendré
presente que ese día nuestras vidas no volverán a ser lo que fueron por más que
el paso del tiempo haya cambiado nuestros cuerpos, solo esperaré que nos dé el
tiempo la vida para seguir con esos encuentros fortuitos de miradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario